A principios de los años sesenta dos jóvenes
cubanos
del
distrito habanero de Cayo Hueso formaban Los Zafiros, un grupo
musical cuya carrera fue tan exitosa
como
fugaz. Cuatro décadas después, el director estadounidense
Lorenzo DeStefano recupera en un documental la memoria de esta
banda que triunfó en prácticamente toda Europa y América, a
excepción de los Estados Unidos, donde el clima político de la
guerra fría los mantuvo en un silencio que ahora empieza a
romperse. Desde su estreno en el Festival de Cine de La
Habana, Los Zafiros, música desde el borde
del
tiempo ha sido presentado con éxito en numerosos festivales
internacionales
de Europa
,
Cuba
y los Estados Unidos.
Lorenzo DeStefano, escritor, cineasta y
reportero fotográfico nacido en Hawai, dirige y produce este
documental que en Londres se proyectará por primera vez el próximo
17 de octubre en Riverside Studios, en el marco del festival
Cubafest. Desde Canadá, donde se encuentra trabajando en
estos momentos, DeStefano admite estar muy ilusionado con
este trabajo que, asegura “está generando reacciones muy
positivas en todas partes, incluso entre los cubanos que viven
fuera o dentro de la isla”, algo que cree “se debe a que lo
encuentran más orientado a cuestiones musicales y emocionales que
políticas”.
Aunque DeStefano ha estado viajando con regularidad a
Cuba
desde 1993, la primera vez
como
director de una obra teatral y más tarde
como
fotógrafo, nunca había oído hablar de Los Zafiros. “La
primera vez que los escuché fue en Nueva York, cuando compré su
disco Bossa Cubana, y me quedé fascinado con su música”. Ese
fue el punto de partida de este trabajo para el que el
director estadounidense ha podido contar con Manuel Galbán
y Miguel Cancio (que no volvía a la isla desde que se fue a
Miami
en 1993), los únicos miembros de la banda que aún viven. Su
presencia resultó fundamental para documentar los diez años de
fulgurante carrera
del
grupo y gracias a ellos se vivieron momentos muy emotivos durante
la grabación. “La escena que rodamos en Parque Trillo, donde
Los Zafiros comenzaron a tocar, fue parte de un día muy
emocionante”, recuerda DeStefano. “Galbán y Cancio se
reunieron allí con un grupo llamando Los Nuevos Zafiros,
creo que era un sábado... pronto comenzó a llegar gente de
todas las edades y se improvisó un concierto al aire libre donde descubrimos
que todo el mundo conocía la letra de viejos éxitos
del
grupo”.
Casi tres décadas después de la disolución oficial de Los
Zafiros, Lorenzo DeStefano asegura que “hemos sido testigos de que
la gente todavía les quiere mucho y son muy pocos los que no están
familiarizados con su música”. A pesar de ello advierte que
“no se puede decir que hoy en día estén vendiendo mucho dentro
de
Cuba
. Su renacimiento viene ahora de fuera, de jóvenes latinos y de
lengua inglesa que los están descubriendo”. Buena parte de esta
culpa la tiene su documental, que culmina un proceso de recuperación
de la memoria de la banda iniciado ya en 1998 por World Circuit
Records (Buena Vista Social Club) al editar Bossa Cubana
y por el cubano Manuel Herrera, director del film Los
Zafiros-Locura Azul, del mismo año. Gracias a todos ellos la música
del
grupo de Cayo Hueso alcanza ahora una audiencia probablemente
mayor a la que tuvieron en su época, al menos en los Estados
Unidos.
Durante los sesenta, en plena crisis cubana
de los misiles y con el mundo a la espera de un
holocausto nuclear “la primacía de Los Zafiros en la escena del
pop cubano era algo incuestionable, pero no sólo en su país”
asegura DeStefano, “sus tours por Latinoamérica, Alemania,
Francia, Polonia, Rusia y otros países del este extendieron su
fama mas allá de las fronteras de su país de origen”.
El
final de una leyenda
La música de Los Zafiros era una especie de mezcla de lo mejor del
Dop-Wood estadounidense de los cincuenta -muy en el estilo
de The Platters- con ritmos de conga, rumba, bolero, calypso, samba
y bossa nova. La sencillez de sus armonías y melodía atrapó al
oyente masivo y los transformó en una especie de Beatles
cubanos que también se convirtieron en leyenda. En los años
setenta estallaron los problemas en el seno
del
grupo y la situación se volvió caótica. Muchos achacaron todo
esto a su falta de madurez y excesivo temperamento, entre ellos Galbán,
que se había convertido en el guía y la mano dura del grupo y que
menciona en la cinta de DeStefano que Los Zafiros “nacieron para
cantar, sólo que no sabían vivir”. Los promotores extranjeros,
conocedores de los excesos cada vez mayores del grupo comenzaron a
cancelar muchos de sus viajes y cuando en 1972 Galbán abandonó el
grupo frustrado por el desinterés reinante, nada volvió a ser
igual. En 1975 desaparecieron definitivamente. Para
Lorenzo DeStefano “el comportamiento y mala fama de la banda en
sus últimos años, al igual que otros muchos músicos en plena
juventud, pudo contribuir a hacerlos todavía más legendarios”.
Comparaciones
inevitables
Los Zafiros, música desde el borde del tiempo se rodó en la
capital cubana y en Miami entre noviembre y diciembre del año 2001
y contó con la colaboración de familiares de los componentes del
grupo, amigos y conocidas personalidades del universo musical cubano.
Ante la inevitable comparación de este documental con el
trabajo del cineasta alemán Win Wenders y el músico y compositor
Ry Cooder en Buena Vista Social Club, DeStefano mantiene que su
estilo es totalmente distinto aunque coinciden quizás en la intención,
“ambos trabajos reconocen y alaban el trabajo de unos músicos muy
apreciados en Cuba, pero son muy distintos porque también lo era el
estilo de unos y otros, la música de Los Zafiros estaba más
orientada al pop que a la música tradicional”.
Desde el punto de vista estético, señala el director
estadounidense, la forma de representar el tiempo y el lugar ha
otorgado a su documental “un sentido cinematográfico muy
fuerte”.
Pese al innegable éxito que obtuvo, Buena Vista Social
Club no se salvó en su momento de críticas que veían en este
trabajo cierto colonialismo, al entender que trataba de acreditar al
estadounidense Ry Cooder el descubrimiento de mitos de la música
tradicional de
Cuba
que parecían ignorados. Ésta no parece ser la intención del
documental de Lorenzo DeStefano, que asegura, “no pretende contar
otra cosa que la historia del ascenso y la caída de un grupo que
marcó una época y que todavía se considera una leyenda del
pop” y cree también que al mismo tiempo “nos muestra como,
en el periodo de mayor antagonismo entre sus gobiernos, hubo entre Cuba y
los Estados Unidos ciertas coincidencias culturales”. Lorenzo
DeStefano mantiene un contacto constante con
Cuba
desde hace diez años y se confiesa muy atraído por su
riqueza artística. A uno de sus viajes
como
reportero en las islas pertenece la crónica fotográfica La Hora mágica,
retratos de una
Cuba
evanescente que también se exhibe en
Riverside
Studios hasta el 26 de octubre.
Maite Mosquera
Copyright
© Medgomar Ltd (
Suite
131
, 58 Queensway,
London
W2 3RW | Tel: 020 7221 1783) info@lanoria.co.uk
|