“ Lorenzo DeStefano recupera
la memoria de Los Zafiros ”

LA NORIA MAGAZINE – LONDON - NOV, 2003

A principios de los años sesenta dos jóvenes cubanos del distrito habanero de Cayo Hueso formaban Los Zafiros, un grupo musical cuya carrera fue tan exitosa como fugaz. Cuatro décadas después, el director estadounidense Lorenzo DeStefano recupera en un documental la memoria de esta banda que triunfó en prácticamente toda Europa y América, a excepción de los Estados Unidos, donde el clima político de la guerra fría los mantuvo en un silencio que ahora empieza a romperse.  Desde su estreno en el Festival de Cine de La Habana, Los Zafiros, música desde el borde del tiempo ha sido presentado con éxito en numerosos festivales internacionales de Europa , Cuba y los Estados Unidos.

Lorenzo DeStefano, escritor, cineasta y reportero fotográfico nacido en Hawai, dirige y produce este documental que en Londres se proyectará por primera vez el próximo 17 de octubre en Riverside Studios, en el marco del festival Cubafest.  Desde Canadá, donde se encuentra trabajando en estos momentos, DeStefano admite estar muy ilusionado con este trabajo que, asegura “está generando reacciones muy positivas en todas partes, incluso entre los cubanos que viven fuera o dentro de la isla”, algo que cree “se debe a que lo encuentran más orientado a cuestiones musicales y emocionales que políticas”.  

Aunque DeStefano ha estado viajando con regularidad a Cuba desde 1993, la primera vez como director de una obra teatral y más tarde como fotógrafo, nunca había oído hablar de Los Zafiros. “La primera vez que los escuché fue en Nueva York, cuando compré su disco Bossa Cubana, y me quedé fascinado con su música”. Ese fue el punto de partida de este trabajo para el que el director estadounidense ha podido contar con Manuel Galbán y Miguel Cancio (que no volvía a la isla desde que se fue a Miami en 1993), los únicos miembros de la banda que aún viven. Su presencia resultó fundamental para documentar los diez años de fulgurante carrera del grupo y gracias a ellos se vivieron momentos muy emotivos durante la grabación. “La escena que rodamos en Parque Trillo, donde Los Zafiros comenzaron a tocar, fue parte de un día muy emocionante”, recuerda DeStefano. “Galbán y Cancio se reunieron allí con un grupo llamando Los Nuevos Zafiros, creo que era un sábado... pronto comenzó a llegar gente de todas las edades y se improvisó un concierto al aire libre donde descubrimos que todo el mundo conocía la letra de viejos éxitos del grupo”.  
Casi tres décadas después de la disolución oficial de Los Zafiros, Lorenzo DeStefano asegura que “hemos sido testigos de que la gente todavía les quiere mucho y son muy pocos los que no están familiarizados con su música”. A pesar de ello advierte que “no se puede decir que hoy en día estén vendiendo mucho dentro de  Cuba . Su renacimiento viene ahora de fuera, de jóvenes latinos y de lengua inglesa que los están descubriendo”. Buena parte de esta culpa la tiene su documental, que culmina un proceso de recuperación de la memoria de la banda iniciado ya en 1998 por World Circuit Records (Buena Vista Social Club) al editar Bossa Cubana y por el cubano Manuel Herrera, director del film Los Zafiros-Locura Azul, del mismo año. Gracias a todos ellos la música del grupo de Cayo Hueso alcanza ahora una audiencia probablemente mayor a la que tuvieron en su época, al menos en los Estados Unidos.  

Durante los sesenta, en plena crisis cubana de los misiles y con el mundo a la espera de un holocausto nuclear “la primacía de Los Zafiros en la escena del pop cubano era algo incuestionable, pero no sólo en su país” asegura DeStefano, “sus tours por Latinoamérica, Alemania, Francia, Polonia, Rusia y otros países del este extendieron su fama mas allá de las fronteras de su país de origen”.

El final de una leyenda


La música de Los Zafiros era una especie de mezcla de lo mejor del Dop-Wood estadounidense de los cincuenta -muy en el estilo de The Platters- con ritmos de conga, rumba, bolero, calypso, samba y bossa nova. La sencillez de sus armonías y melodía atrapó al oyente masivo y los transformó en una especie de Beatles cubanos que también se convirtieron en leyenda.  En los años setenta estallaron los problemas en el seno del grupo y la situación se volvió caótica. Muchos achacaron todo esto a su falta de madurez y excesivo temperamento, entre ellos Galbán, que se había convertido en el guía y la mano dura del grupo y que menciona en la cinta de DeStefano que Los Zafiros “nacieron para cantar, sólo que no sabían vivir”. Los promotores extranjeros, conocedores de los excesos cada vez mayores del grupo comenzaron a cancelar muchos de sus viajes y cuando en 1972 Galbán abandonó el grupo frustrado por el desinterés reinante, nada volvió a ser igual. En 1975 desaparecieron definitivamente. Para Lorenzo DeStefano “el comportamiento y mala fama de la banda en sus últimos años, al igual que otros muchos músicos en plena juventud, pudo contribuir a hacerlos todavía más legendarios”.


Comparaciones inevitables  


Los Zafiros, música desde el borde del tiempo se rodó en la capital cubana y en Miami entre noviembre y diciembre del año 2001 y contó con la colaboración de familiares de los componentes del grupo, amigos y conocidas personalidades del universo musical cubano. Ante la inevitable comparación de este documental con el trabajo del cineasta alemán Win Wenders y el músico y compositor Ry Cooder en Buena Vista Social Club, DeStefano mantiene que su estilo es totalmente distinto aunque coinciden quizás en la intención, “ambos trabajos reconocen y alaban el trabajo de unos músicos muy apreciados en Cuba, pero son muy distintos porque también lo era el estilo de unos y otros, la música de Los Zafiros estaba más orientada al pop que a la música tradicional”. Desde el punto de vista estético, señala el director estadounidense, la forma de representar el tiempo y el lugar ha otorgado a su documental “un sentido cinematográfico muy fuerte”.  
Pese al innegable éxito que obtuvo, Buena Vista Social Club no se salvó en su momento de críticas que veían en este trabajo cierto colonialismo, al entender que trataba de acreditar al estadounidense Ry Cooder el descubrimiento de mitos de la música tradicional de Cuba que parecían ignorados. Ésta no parece ser la intención del documental de Lorenzo DeStefano, que asegura, “no pretende contar otra cosa que la historia del ascenso y la caída de un grupo que marcó una época y que todavía se considera una leyenda del pop” y cree también que al mismo tiempo “nos muestra como, en el periodo de mayor antagonismo entre sus gobiernos, hubo entre Cuba y los Estados Unidos ciertas coincidencias culturales”.  Lorenzo DeStefano mantiene un contacto constante con Cuba  desde hace diez años y se confiesa muy atraído por su riqueza artística. A uno de sus viajes como reportero en las islas pertenece la crónica fotográfica La Hora mágica, retratos de una Cuba evanescente que también se exhibe en

Riverside Studios hasta el 26 de octubre.                                                 Maite Mosquera

 

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